Encontrar profesionales que realmente entiendan el Lipedema no es fácil…
Por eso, en este buscador encuentras el contacto de quienes ya han acompañado a otras mujeres como tú.
Saber qué tienes es el primer paso para empezar a cuidarte de verdad.
El Lipedema no es solo grasa: también hay una alteración vascular que necesita atención.
Un cuerpo con Lipedema necesita una estrategia nutricional diferente para empezar a desinflamar.
El cuerpo con Lipedema no responde a más exigencia, sino a un ejercicio inteligente y personalizado.
Drenar no es estético, es aliviar un sistema que está cargado.
El Lipedema no afecta solo la grasa: también impacta la piel y las articulaciones. La fisioterapia ayuda a mejorar cómo se mueve y se siente tu cuerpo.
Cuando hay inflamación, peso y dolor en las piernas, la compresión puede cambiar por completo cómo se siente tu día.
Cuando entiendes que no era tu culpa, todo cambia. El diagnóstico no solo da nombre al dolor: también abre espacio para sanar lo emocional.
Es la única forma de extraer la grasa ya creada. Una gran opción, cuando se toma con plena consciencia de lo que implica vivir con Lipedema.
El Lipedema no se trata con una sola herramienta, sino con una mirada integral al estilo de vida. Venimos de años sin respuestas, intentando todo sin saber qué era lo que realmente teníamos. Y en ese intento, muchas veces tratamos al cuerpo de formas que solo perpetuaron la inflamación. Por eso, hoy el tratamiento —como en cualquier condición crónica— se enfoca en diferentes aspectos de la vida de una mujer: desde lo que come, cómo se mueve y cómo duerme, hasta cómo gestiona el estrés y las emociones. Todo con un mismo objetivo: reducir ese entorno inflamatorio que puede hacer que el Lipedema duela, avance o limite.
El primer paso es ayudar al cuerpo a salir de ese estado inflamatorio constante en el que ha estado por años.
Esto implica una mirada amplia que incluye:
Una alimentación y salud intestinal que ayuden a regular la inflamación, adaptadas al cuerpo con Lipedema.
Identificar y manejar sensibilidades alimentarias, desequilibrios digestivos o comorbilidades (como resistencia a la insulina, hipotiroidismo o disbiosis) que puedan estar contribuyendo al entorno inflamatorio, o incluso generándose a partir de esa misma inflamación crónica.
Cambios en el estilo de vida que promuevan descanso real, contacto con lo natural y una relación más consciente con el cuerpo.
Terapias manuales y drenajes linfáticos que ayudan a liberar tensión, movilizar líquidos y descomprimir tejidos.
Desinflamar no es una dieta de moda, ni un suplemento milagroso. Es entender qué necesita tu cuerpo hoy y cómo apoyarlo desde lo básico.
El Lipedema tiene un componente vascular y una alteración linfática desde su base. Con el tiempo —si no se interviene adecuadamente— puede afectar aún más al sistema linfático, generando congestión, pesadez y acumulación de líquidos que dificultan el movimiento y aumentan el malestar.
Por eso, esta parte del tratamiento se enfoca en:
Atender cualquier alteración venosa o linfática presente, con acompañamiento profesional.
Usar prendas de compresión o vendajes bien indicados, que ayudan a disminuir el edema, mejorar la circulación y evitar que el sistema colapse.
Mantener el uso de compresión como hábito, no solo como solución puntual, para sostener los resultados y cuidar lo que se ha ganado con drenajes o tratamiento físico.
Cuidar este sistema es clave para evitar complicaciones y mejorar cómo se siente el cuerpo en el día a día.
El diagnóstico de Lipedema no solo pone nombre a lo físico. También remueve años de confusión, culpa y dolor emocional.
Por eso, esta parte del tratamiento no es menor. Es el espacio para:
Asumir el diagnóstico con claridad y sin miedo.
Trabajar traumas, duelos, y reconstruir la relación con el cuerpo y la comida.
Recuperar el poder que siempre estuvo en nosotras, aunque nos hayan hecho dudar mil veces de él.
Volver a creer en que nuestro cuerpo sí responde, sí se puede cuidar, y sí se puede amar, aun con Lipedema.
Rodearse de comunidad, para no vivir este proceso en silencio ni en soledad. Ser escuchadas también sana.
Sanar también es dejar de pelear con nosotras mismas.
El movimiento es una herramienta valiosa para mejorar la calidad de vida con Lipedema. No se trata de exigirse más, sino de moverse de forma inteligente, adaptada y constante.
Un ejercicio bien orientado ayuda a:
Activar el sistema linfático.
Fortalecer los músculos y proteger las articulaciones.
Mejorar el bienestar físico y emocional.
Pero cada mujer tiene una historia diferente: distintas vivencias, niveles de energía, gustos, diagnósticos y capacidades físicas. No es lo mismo un cuerpo en el que se ha limitado su movilidad, que el de una mujer con Lipedema que hace crossfit o corre maratones.
Por eso, el ejercicio debe adaptarse a ti, no tú al ejercicio. Lo importante es encontrar formas de moverte que respeten tu proceso, tus límites y tu momento de vida.
Moverse sí, pero a tu manera. Y en tu tiempo.
Soy Adriana, una paciente de Lipedema. Esta página nació cuando entendí que muchas mujeres estábamos pasando por lo mismo, pero con muy poca información clara y accesible.
No soy médica. No hago diagnósticos. Pero sí creo que, cuando entendemos nuestra condición, podemos tomar mejores decisiones para cuidarnos. Este es mi aporte: divulgar, traducir, organizar, invitar profesionales y compartir lo que a mí me hubiera gustado tener desde el principio.
Gracias al trabajo que venimos haciendo desde esta comunidad, hoy existen convenios con profesionales, marcas y servicios que comprenden las necesidades reales de vivir con Lipedema. Cada uno de estos acuerdos busca facilitar el acceso a herramientas útiles, confiables y alineadas con el enfoque integral que promovemos en Lipedema en Colombia.


All rights reserved by Le Krua SAS 2023